Desde Evang domingo 20 Dic2020
- 20 de Diciembre de 2020
María en su historia personal.
Está, ilusionada, a punto de crear una familia (según la costumbre de su tiempo) llena de expectativas. Y cualquier paso que dé en otro sentido puede trastocar y echar por tierra su futuro y el de su prometido, José.
María es una mujer virgen, pobre, sencilla, sin preparación cultural y social especial: una judía de su tiempo. Circunstancias todas ellas difíciles ante la novedad tan sorprendente que llama a su puerta: “No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. El Señor te ha elegido”
Y María –sigamos imaginando y creyendo- siente susto, presión, ansiedad … es el peso de la responsabilidad que Dios le pide.
Casi hubiera sido más fácil que Dios la obligara, pero ¡qué va!. Ahora tiene que decir sí o no. Es la tensión y el desasosiego de la libertad y responsabilidad personal.
La Palabra de Dios, la llamada de Dios es un don pero para que sea debe ser acogido por la libertad humana.
Y es que además, Dio solo puede desplegar la fuerza de su Espíritu, a través de las personas que se presten libremente a llevar a cabo, a término, su proyecto sobre las personas y el mundo.
Pero esta historia de María… no es una bonita historia que un día pasó, sino que es una historia que se repite una y otra vez en todos y cada uno de nosotros/ nosotras.
Cada uno/una hemos sido y somos llamados también a colaborar en el plan de salvación de Dios, en la construcción de este mundo para que pueda ser más casa de todos.
VERSIÓN DE DIOS (Pedro Casaldáliga)
En la oquedad de nuestro barro breve
el mar sin nombre de Su luz no cabe.
Ninguna lengua a Su Verdad se atreve.
Nadie lo ha visto a Dios. Nadie lo sabe.
Mayor que todo dios, nuestra sed busca,
se hace menor que el libro y la utopía,
y, cuando el Templo en su esplendor Lo ofusca,
rompe, infantil, del vientre de María.
El Unigénito venido a menos
traspone la distancia en un vagido;
calla la Gloria y el Amor explana;
Sus manos y Sus pies de tierra llenos,
rostro de carne y sol del Escondido,
¡versión de Dios en pequeñez humana!