Diálogos desde Evangelio 2 Marzo-25

  • 02 de Marzo de 2025
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El día pasado, en el encuentro de la Palabra (que tenemos en BerriOna) una persona preguntó: ¿Qué sentido tienen las palabras de Jesús en el evangelio de hoy?
Y yo le respondí: Tienen … el sentido común.
Y también se podría decir: el sentido cotidiano.

Y es que las pequeñas parábolas o imágenes con las que habla (o de las que habla) Jesús hoy son comunes y cotidianas a todos.

Pero no por eso, son menos importantes. Ya que normalmente en el sentido común y en lo cotidiano de la vida anida también lo más admirable y profundo.
Y donde, tantas veces, se trasluce lo divino.
Acordaos de los discípulos de Emaús: Es en el gesto normal y cotidiano de partir y compartir el pan, en la mesa, donde descubren y reconocen al Resucitado, a Dios.

Hoy tenemos unas enseñanzas de Jesús que, por un lado, nos ponen a cada uno de cara a nuestras errores, a nuestras sombras y, por otro, y al mismo tiempo, nos abren a un vivir con más sentido, con más humanidad. Mas siendo discípulos (que aprenden –o quieren aprender- a vivir como él vivió).

1.- De alguna manera todos somos un poco (o un mucho) ciegos.
Como dice José Saramago en su ensayo: “Creo que estamos ciegos, ciegos que ven, ciegos que, viendo, no ven”
Ciegos de humanidad para ver al otro, a la otra no como un rival, sino como un hermano.
Ciegos para ver y aceptar nuestras propias sombras, miedos, nuestros propios autoengaños.
Ciegos, como creyentes, que somos incapaces de ver en la palabra de Dios una posibilidad de esperanza y felicidad para nuestra vida.

Y así corremos el riesgo de caernos al pozo.

Jesús curó a varios ciegos (Bartimeo, el de Besaida, el de nacimiento, a otros dos ciegos)
Y en esas curaciones quiere expresar su deseo de que veamos con claridad y verdad nuestra vida, a los demás y al mundo.

2.- Para que así, podremos ver mirar a los demás de otra manera. Sin la hipocresía de querer corregirle aquello que en nosotros también está. E incluso aumentado.
¿Cómo eres capaz de mirar la brizna que hay en el ojo de tu hermano y no reparas en la viga que hay en tu propio ojo?
Sin palabras.

3.- Son nuestro frutos, nuestros hechos y acciones lo que nos definen. No las palabras.
“Cada árbol se conoce por su fruto”
Pensaba yo en que (como ejercicio de esta semana) podríamos preguntar a alguna persona de nuestra confianza: ¿Qué frutos descubres en mí? ¿Cómo son esos frutos? ¿Qué otros tendría que dar?.

4.- Y termina con algo en lo que todos estamos de acuerdo:
“De la abundancia del corazón, de lo que rebosa el corazón…. habla la boca.”


Un evangelio que hoy sitúa en lo cotidiano, en el día a día, en la relaciones, en los compromiso, en lo que tenemos que hacer… en nuestra vocación….

Pero en definitiva allí donde se juega nuestra vida.

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En Ver adjuntos: la hoja de La Palabra de esta semana. Un espacio para conocer y compartir el evangelio. Si estas interesado, interesada, pásate un día por BerriOna y te cuento.


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