Diálogos desde Evang. 2 Febrero-25

  • 02 de Febrero de 2025
imagen Diálogos desde Evang. 2 Febrero-25

No es “Ver para Creer” -como nos dijeron- sino Creer para Ver.

Los personajes del Evangelio de hoy, Simeón y Ana, confían y creen.
Creen, con el empuje del Espíritu, en que las cosas pueden ser de otra manera. No es un mero empeño personal, sino también un dejarse, (confiadamente) llevar por Dios, por el espíritu de Dios. (“Impulsado por el Espíritu fue al templo”)
Y mantienen una esperanza activa que les hace salir al encuentro del que llega y está.

Creen que Jesús (su vida, su manera de actuar en el mundo, su acercamiento a los desvalidos, excluidos y pobres, su presencia de Dios en él,…) es la Luz del mundo.
“Luz para alumbrar a las gentes y gloria para el pueblo….”

Creen porque han confiado constante y pacientemente. (Como Ana que durante años y años “servía a Dios con ayunos y oraciones, sin apartarse del templo…”)
Porque para llegar a ver hace falta confiar un día y otro. Perseverar y permanecer en el tiempo. Atravesando las diversas circunstancias que nos pone la vida
Seguir confiando y creyendo para llegar a ver. Y poder decir al final:
“Mis ojos han visto a tu Salvador”

Creen porque no dejan de poner los pies en el tiempo presente. Es el “Ahora” de Simeón. “Ahora, Señor, según tu promesa …”
Un ahora que suena a hoy y aquí. Ahora es el tiempo oportuno.
Ahora en Jesús y con Jesús podemos dar sentido, profundidad y gracia a nuestras vidas.
“Ahora”, “Ahora, Señor” es más que un adverbio de tiempo. Es un adverbio de fe que solo unos labios creyentes pueden pronunciar llenándolo de sentido.

Creen sin olvidar a todos y para todos.
“Ante todos los pueblos…” –dirá Simeón
O el “hablaba del niño a todos los que esperaban la liberación….” –de Ana
Y es que no vale decir: si me va bien a mí y a mi familia (y a lo sumo a mi país) todo va bien y es bueno. Que mi actitud de vida no sea sumamente partidista contra muchos de los pueblos y ciudadanos, sino que apostemos desde esa frase que dice: “pensar y actuar desde el hambre y sed de justicia para todos”

Creen y confían porque alaban y agradecen.
“Simeón tomó al niño en brazos y alabó a Dios…
Y Ana: “presentándose en aquel mismo momento comenzó a alabar a Dios..”. Alababan y daban gracias.

Y así, quizás cantaron o pudieron haber cantado así con el salmo 30.

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren.
Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.

Los dos vieron. Pero vieron porque creyeron firmemente.


Hoy, la Fiesta de la Presentación de Jesús, el Señor, en el templo nos invita a crecer en esperanza, en fe y en compromiso solidario.
Solo entonces nuestras alabanzas y cantos serán más auténticos y sinceros.
Solo entonces, como Ana y Simeón nuestros ojos verán al Salvador, luz del mundo que ilumina nuestras vidas y… nos invita (a su vez) a ser luz para los demás y para el mundo. (“Vosotros sois la luz del mundo….”)





  • Diálogos desde el Evangelio / Ebanjelio-Elkarrizketak
  •