Diálogos desde Evang 1 Enero-25

  • 01 de Enero de 2025
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¿Cuántos deseos os han deseado y expresado ayer, hoy, al terminar este año? -Muchos, ¿verdad?
¿Cuántos hemos recibido? –Pues muchos también!
Y es que el ser humano es un ser de deseos.
Quizás también porque somos un ser de carencias. Siempre nos falta algo: algo de saber, algo de amar, algo de salud, algo de verdad,…

Somos así. Hemos sido creados con hambre y sed de… más.
Y buscamos plenitud, amor, felicidad, eternidad,…. Dios.
Queremos romper el techo del tiempo y anhelamos más vida.

Y este anhelo, este deseo es bueno en sí, (me parece a mí), porque …
1.- Por un lado nos hace caminar año tras año.
Feliz año nuevo –decimos. Urte berriOn. ¡Que se cumplan tus deseos! –repetimos.

2.- Por otro, nos hace más conscientes de las carencias que tantas personas y vidas tienen. Y eso nos lleva (o nos tiene que llevar) a ser compasivos, justos y solidarios.
Hasta que nos duelan como propios las muertes (Gaza), las injusticias, la exclusión y el abandono de tantas personas.

3.- Y en tercer lugar nos hace levantar los ojos –esperanzados- al cielo y…ansiar el encuentro con Dios.
Como lo expresa acertadamente el salmista del salmo 42:
“Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a Ti, Dios mío. Tiene sed de Dios, del Dios vivo ¿Cuándo entraré a ver el rostro de Dios?

Ese Dios que hoy tiene un nombre y una presencia humana en Jesús de Nazaret.
-(Decía el evangelio de hoy) “…y le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.
(Poner nombre es ya darle realidad, presencia. La señal más potente de su persona….

Es el anhelo también el de aquellos pastores que fueron corriendo y encontraron a María José y el niño. (Como hemos escuchado en el evangelio)

Que transitéis este 2025 con anhelo y esperanza, con confianza y verdad.
Habrá como en toda travesía de vida: parajes y momentos oscuros y también momentos luminosos y bellos
Por eso hoy nos felicitamos: ¡Feliz año nuevo!. Y nos deseamos: Que todo vaya bien!

Y rezamos así:
“Aquí estoy, Señor, a tu puerta, entre estremecido y expectante;
Casi sin saber cómo he llegado,
Sintiendo que Tú avivas, en mi corazón, las cenizas del deseo y la esperanza
y despiertas, con un toque de gracia, mis entrañas yermas.
Aquí estoy, Señor, a tu puerta, con el anhelo encendido, con el deseo disparado
-con los ojos atentos y los pies prestos;
-aguardando lo que más quiero –tu abrazo-,
-luchando contra mis fantasmas y miedos,
-desempolvando mi esperanza olvidada, nuestras promesas y encuentros.
Aquí estoy, Señor, a tu puerta, ...; queriendo despojarme de tanta inercia y peso,
Rogándote que cures las heridas de mi alma y orientes mis puertas y ventanas hacia lo que no siempre quiero y, sin embargo, es mi mayor certeza.
Aquí estoy, Señor, a tu puerta, ¡Tú sabes cómo!"

Mis mejores deseos para tí. De corazón!. ¡Que Dios te bendiga!


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