El evangelio de hoy forma parte del diálogo de Jesús con Nicodemo.
Nicodemo queda extrañado de la invitación de Jesús a “nacer de nuevo” y le pregunta cómo puede ser eso.
Están hablando de la vida, de la luz, de Dios.
Y a Nicodemo le puede el misterio. Se queda desconcertado, sobrecogido y deslumbrado. Pero al mismo tiempo nace en su interior una fuerza irresistible de atracción. Se siente atraído.
Jesús le dice que no se trata de ver la esencia de la luz, sino abrir los ojos para ver.
Y le va desvelando el misterio de Dios: Dios amor. No quiere la muerte sino la vida para el ser humano. Busca la salvación. Dios solidario y compasivo. Dios dialogo y abrazo. Dios padre-madre,…..
Hoy celebramos la fiesta de la Trinidad. El misterio de Dios Padre-Hijo-Espíritu.
Una invitación al silencio, la contemplación y la adoración.
“En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”. Amén.
Haz la señal de la cruz. Calla y contempla. Y notarás como el misterio te envuelve. Te cambia.
Y de nuevo la vida diaria: Pero tus ojos serán distintos. Y tu mirada se habrá hecho más justa, compasiva y solidaria con las personas y situaciones de hoy y aquí.
Y tus palabras y hechos, entonces, comenzarán a hablar.