La fe cristiana se fundamenta en una afirmación sencilla y escandalosa: Dios ha querido compartir con nosotros/nosotras la aventura de la vida. Ha querido caminar con nosotros la aventura de la VIDA. Y compartir con nosotros las alegrías y las penas del vivir diario.
Ser cristiano no es creer que Dios existe. No es imaginar algo que desde la lejanía misteriosa sostiene la vida y la creación.
Sino: ser cristiano es descubrir con alegría que en Jesús Dios está con nosotros. Que se ha hecho Emmanuel = Dios-con-nosotros.
Nuestros esfuerzos, nuestras luchas, nuestro amor y servicio no pueden ya acabar en un sinsentido o en un fracaso definitivo por que ahora están salvados y tocados y sostenidos por Dios.
Pero para ello Dios necesita de mediadores, necesita de nosotros. Necesita de gente buena, como JOSÉ y MARÍA. Pero no solo buena sino creyente, confiada y capaces de comprometerse.