Diálogos. Desde evangelio 10 Febrero24
- 11 de Marzo de 2024
Nicodemo está en búsqueda, ha oído hablar de Jesús, de lo que hace y de lo que dice. Y eso le atrae. Y decide ir a encontrarse con Jesús.
No quiere que le vean los suyos. Está en juego su prestigio y su cargo. También por eso va cuando ya es de noche.
Nicodemo es un fariseo y además un jefe judío (Miembro del Sanedrín, el consejo supremo de la religión judía.) Tiene estudios. Conoce la ley. Recita de memoria la Torá. Pero no ha descubierto a Dios. Dios llena su cabeza pero no su corazón ni su vida.
Y va a donde Jesús «de noche».
En la noche hay búsqueda, hay inquietud, hay ganas de luz. Pero aún no hay luz.
Nicodemo no viene solamente de noche. Él viene de la noche, emerge de la noche.
Intuye que Jesús es «un hombre venido de Dios», pero Nicodemo se mueve entre tinieblas. Jesús lo irá conduciendo hacia la luz.
Jesús le invita a escuchar la canción del viento.
Hay que dejar que el Espíritu sople. –le dice- Y dejarse llevar
Nicodemo escuchaba. Y su corazón se abría poco a poco.
Aquella noche se iba despertando en el corazón de Nicodemo el anhelo profundo de nacer de nuevo, nacer de lo alto. Nacer a la vida en plenitud, a una vida distinta, a la vida divina.
Nicodemo se acercó de noche a donde Jesús y se quedó deslumbrado.
Nicodemo era mayor y respetado (era un judío importante en su pueblo) y entendido en leyes…. y ahora está boquiabierto como un niño escuchando a Jesús. Deseaba un poco, solo un poco, un pequeño cambio de vida y Jesús le dice que tiene que volver a nacer.
Pedía un poco de luz y le ciega un fogonazo.
Nicodemo representa en el relato a todo aquel/aquella que busca sinceramente y anhela encontrarse con Jesús. Es un buscador de Dios, está sediento de Dios. Un anciano sediento de Dios.
Un hombre abierto que aspira a mayor luz y mayor vida. Él, el hombre de la noche, que donde Jesús que es la Luz
Cada palabra del Evangelio de hoy tiene una fuerza impresionante, capaz de curarnos y limpiarnos.
Y sentimos que Dios nos está salvando. Que nos mira con cariño. Que nos hace renacer. Y percibimos que nos dice: “te quiero, te quiero así como eres”
Como Nicodemo, ¡déjate curar, déjate iluminar por Jesús!. Déjate iluminar por Él, por Jesús, que es el Hijo enviado por Dios.
“Tanto amó Dios al mundo que envió a su Hijo….para que tengamos vida”
La misión de Jesús será curar, salvar, sanar…que tengamos vida.
“Quiero queda limpio” (leproso)
“Libérate de tus miedos, de tus demonios….
“Levántate” / “Ponte en pie”
“Mujer, yo tampoco te condeno…”
“Hagamos fiesta, porque este hijo mío estaba perdido y ha vuelto a la vida.
“Para que tengáis vida y vida en abundancia
Como Nicodemo, conocíamos algo de Dios habíamos oído hablar de su amor pero no creíamos que fuera para tanto…
No nos acabábamos de creer que nuestros pecados NO son un obstáculo para el amor de Dios. (Cuando nos ponemos en búsqueda, en modo arrepentimiento y conversión)
El mayor pecado es no confiar, no creer, no ponernos en manos de Dios.
Como la serpiente de bronce que hizo Moisés (allí en el desierto) devolvía la vida a quien la miraban, también la CRUZ (El crucificado-resucitado) da la Vida.
La cruz nos salva (solemos cantar “Oh cruz tu nos salvaras”):
Porque nos ayuda a ver la vida en toda su realidad, sin dejarnos deslumbrar por lo efímero y la apariencia.
Porque nos ayuda a entender que es preferible ser servidores a ser servidos, compartir a acumular, perdonar a vengarse, dar la vida a quitarla…
Porque nos abre al amor gratuito y a la compasión y a la solidaridad con todos los crucificados de la historia,
Porque nos muestra el AMOR de Dios.
Porque paradójicamente= amor, pasión, compasión, muerte, vida…son experiencia que están en relación.
Porque “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él sino para que tengan vida eterna.
Y para que el mundo se salve por él”
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